Se define como la habilidad y capacidad para controlar movimientos que involucran los músculos pequeños.
El niño pequeño desarrolla habilidades de motricidad fina, y la precisión para ejecutarlas, al experimentar diferentes situaciones que la involucran, por ejemplo: al tocar diferentes texturas y al intentar realizar actividades de la vida diaria que lo hacen funcional e independiente (abrocharse agujetas y botones, al tomar cubiertos, hacer garabatos, etc). fuentes
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